Pasaje 1º
Escrito por zoquete (Desconectado Offline), el 04 de septiembre de 2007
Su padre le exigía: Cajinto, sé libre, aléjate de las ataduras mundanas, del esclavizante universo empresarial; sueña, y no te dejes confundir por el insomnio, ladrón de los espíritus puros, de nuestras naturales inquietudes artísticas. Pero él no entendía por qué no podía aprenderse el código penal a ritmo de jazz.

Su bajo le reñía: deja de mirarte tantos libros, ¿es que no puedes dedicar los descansos a tomarte una copa y compartir un cigarrillo con los demás? Pero él mantenía su obsesión: dominar las leyes de las que dependían tantas almas humanas, hasta el punto de pasarse las noches en vela engullendo legislaciones y estatutos.

El payaso tonto tuerce su boca con acritud, en abierto conflicto con los rasgos de su maquillaje, y le advierte: hay que tomarse en serio los ensayos, o seguiremos arratrándonos entre bodas y garitos de público inapetente. Pero él no encontraba contradicción entre el derecho Romano, el Constitucional y el buen humor.

 

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