La trusa negra manchada de semen para mí era la prueba fiel de un engaño, a partir de ese momento no volvería a confiar en mi marido, ciega por el coraje me lleve los calzoncillos y los deje sobre la cama, fui por la niña e hice una pequeña maleta con lo necesario.
.-Ven, vamos con tu abuela –Trate de sonreír aunque por dentro estaba desecha.
.- ¡Si, con abue! –Clarita se puso feliz con la noticia.
Llegue a casa de mi madre argumentando una visita como cualquiera, sin embargo mi madre no era tonta y poco después cuando hacíamos la comida empezó a cuestionarme.
.- ¿Que paso con Pedro?
.- ¿A qué te refieres? –Conteste haciéndome la tonta.
.-No me engañas, se que tuviste algún pleito con él y por eso estas aquí.
.-No, como crees, solo vine de visita.
.-Hay hija, olvidas que te conozco como la palma de mi mano.
.-No tanto. Cuando estaba embarazada no lo notaste.
.- ¿Crees que no? Tu y yo comprábamos las cosas del supermercado y se perfectamente cuál es tu estado de humor en esos días.
Me vi acorralada, dude un poco más en decirle lo que pasaba hasta que me decidí.
.-Creo que me engaña.
.- ¿Crees o estás segura?
No conteste, me daba vergüenza contarle lo de las manchas de semen o liquido pre seminal en la ropa interior de mi marido.
.-No estoy segura pero hay…cosas… pruebas.
.-A la niña le hace falta un padre, a ti no te gusto no tenerlo.
.- ¿Me estás diciendo que debo aguantarme si es que me engaña?
.-No, solo sé que te conozco, se que eres muy impulsiva y que podrías tomar decisiones incorrectas que dañen a la niña.
.-Tú no me entiendes –Reproche y fui a enjuagarme las manos.
.-Claro que te entiendo, solo te pido que recapacites, que piensen las cosas antes de cometer una tontería.
Salí de casa de mi madre azotando la puerta, me sentí más que incomprendida acorralada; volví a la casa, mi hija no entendía nada de lo que estaba pasando, por ella trate de tranquilizarme y le di de comer, yo intente hacer lo mismo pero no podía pasar bocado.
Las horas que estuve esperando a Pedro para pedirle una explicación se me hicieron eternas, y fue perfecto cuando la niña se quedo dormida.
Cuando Pedro llego era la hora acostumbrada.
.-Ya llegue. –Dijo, y no recibió respuesta alguna, esta vez la niña no salió corriendo a abrazarlo y yo estaba en la recamara.
.- ¿No hay nadie en casa? -Volvió a insistir. Fue a la recamara a ver a la niña y como la encontró dormida se siguió a la nuestra, me encontró de frente, ya lo estaba esperando.
.- ¿Puedes decirme que significa esto? -Le avente su trusa a la cara. El la tomo a la vez sorprendido y confundido.
.-No se a que te refieres.
.-Míralo bien, está manchado, tú sabrás como y con quien estuviste. –Trate de salir de la habitación pero él me tomo del brazo con fuerza.
.-Espera, no es lo que tu estas pensando.
.- ¡Ah no!, ¡Llegas tarde, borracho y me dices que no paso nada, no soy tonta!.
.-¡No es lo que tu estas imaginando!
.-¡Pedro por favor no digas tonterías!
.-No…no es eso, sabes que no se tomar, fui al baño, no sé qué paso.
.-Suéltame me lastimas.-Dije tratando de zafarme y él me soltó. Me Salí de la recamara, me fui a la sala, él se quedo encerrado, eso me confundió muchísimo porque cuando me acerque a la puerta lo escuche llorar como un niño. Esa actitud era la que menos me había imaginado, si pensé en que se negaría a aceptar su infidelidad y es mas llegue a pensar en una reacción violenta pero jamás imagine en que estaría llorando como nunca.
Esa noche cuando Pedro trato de abrazarme retire su mano y me fui casi hasta la orilla de la cama, no podía soportar la idea de que él había estado con otra mujer. Al otro día por la mañana hice el desayuno y cuando llego al comedor tome a la niña que ya había terminado de comer y me la lleve a la recamara. No comió, se marcho sin decir palabra. Esa tarde de sábado llego poco más temprano de lo que acostumbraba, yo lo evitaba en lo más posible, si el entraba a la recamara yo me salía, si él estaba en la sala viendo la televisión yo estaba con la niña, en la recamara o salía a la tienda con cualquier pretexto. Al otro día descansaba como todos los domingos, vi que se baño y se arreglo para salir, antes de hacerlo me dijo que iría a casa de sus padres, yo solo dije que si con la cabeza.
.-Regreso al rato, pórtate bien, mira aquí tienes dinero para que te compres unos dulces. –Le dijo a Clarita y con un beso en la frente se despidió, a mí solo me miro y se fue.
Todo aquello era el inicio de la desconfianza y la incertidumbre, tan era así que más tarde le llame a casa de sus padres para avisarle que estaría en casa de mi madre, no fue así, estuve toda la tarde en casa pues estaba muy enojada con su actitud, eso solo fue el pretexto para saber que efectivamente estaba en esa casa.
Pedro llego por la noche, llevaba una bolsa y la coloco sobre la mesa.
.-Ya regrese. ¿Y la niña?
.-Ya se durmió.
.- ¿Se canso mucho en casa de tu mamá?-No conteste a su pregunta, yo sabia bien que no habíamos ido.
.-Traje unos tamales para cenar. –Dijo temeroso de la respuesta.
.-Ya cene, gracias. Voy a dormirme, estoy muy cansada. –Lo deje ahí solo y me retire a la recamara.
Recuerdo bien que la siguiente semana llego temprano, al parecer ya no había horas extras en la maquiladora. Todas las tardes se la pasaba jugando con la niña pero un día que ella se quedo dormida y yo estaba en la recamara lo escuche llorar como la noche anterior. Pasaron varios semanas iguales hasta que volvieron las horas extras y el empezó a llegar algunos días más tarde. Si bien yo aun estaba molesta por lo sucedido ya nos dirigíamos la palabra y no salía corriendo a la recamara cuando el llegaba. Cierto día cuando él se metió a bañar dejo su billetera sobre la cama, bajo de ella pude observar un recibo de pago, yo no era desconfiada pero ahora ya dudaba, con cierto temor tome el recibo de pago y al examinarlo pude ver que no había pago de ninguna hora extra. Nunca le dije a Pedro que había visto su recibo pero si le comente que cuanto le estaban pagando y me dijo que las horas extras se las estaban juntando para que tomara algunos días más de vacaciones, si bien esa respuesta era lógica no me dejo muy convencida.

La maestra escuchaba atentamente mi relato y se habían pasado las horas sin darnos cuenta, fue mi hija la que interrumpió el relato al llegar a la casa.
.-Buenas tardes maestra, huy que misteriosas, ¿interrumpo algo?
.-No hija, cosas de mujeres.
.-Bueno pues entonces puedo quedarme, yo también ya soy toda una mujer. –Las tres nos reímos con su ocurrencia.
.-Mejor porque no vas por queso y huevo a la tienda, hay que invitarle de comer algo a la profesora.
.-Por mí no se preocupen, ya es muy tarde y tengo que pasar por mi hijo.
.- ¿No se queda a comer con nosotros entonces?
.-Mejor en otra ocasión, mañana estaría mejor, es más puedo traer a mi hijo para que juegue con Clarita.
.-Si eso sería perfecto. –Dijo mi hija muy entusiasmada.
.-Bueno hasta mañana. –Dio un beso a mi hija y tomo su bolso.
.-La acompaño. –Salí con ella con la intención de seguir conversando, me hacía falta.
.-Regreso mañana, necesitas contarme todo porque hasta ahora no he visto nada que no pudiera ser superado.
.-Esta bien mañana continuamos platicando.
Ella busco en su bolso y saco aquel papel que le diera mi cuñado.
.-Ten, es el teléfono del restaurant, quiere que le llames.
La voz de mi hija a mis espaladas me dejo helada.
.- ¿A quién vas a llamarle mamá?