¡Ay! de estos momentos en que me dejas
al acecho de los ojos
que no miran lo que tú. {Que no miran como tú}

¿Pertenece a ti ese cristalino iris?
Coñac,
miel pasajera,
nuevo brandy,
manos tibias,
labio virginal.

Como delincuente he robarle el primer beso,
la savia primera
efímero momento de lujuria
excelso devenir apasionado
en ese tibio abrazo
donde faltas tú.

¡No amo esa niña!
¡no quiero esa niña!
¡de ella la flor que guarda
recelosa!
¡De ella quiero ese momento oculto que le niega
la experiencia vivida de las mujeres de jade
de leche bronca
de niños venideros
de ojos marchitos
de desgracias sin moral
de mil hombres sin rostro
de mil hombres sin corazón!
¡la inocencia¡
¡no Dios, no le quiero a ella!,
ni a esta soledad endemoniada
en este hueco eterno
de las tardes sin tu amor.

Me gustan sus ojos, {no así como los tuyos}
me gustan sus labios, {En nada como los tuyos}
deseo los besos de su rápida entrega
en un gélido respirar.

Amor ajeno,
rostros ajenos,
sin ti,
en la angustia de perderte
por faltarme tu presencia,
por quedarme aquí.