Una Historia Sin Sentidos
Escrito por nemo ( Offline), el 18 de enero de 2008
Cuando salió de ese café todo era diferente. Ya nada tenia sentido; el cielo, el sol abrumador, la gente indiferente que rozaba su cuerpo sin siquiera voltearlo a ver, la vida en su mas pura definición carecía de importancia.
Todas las palabras que recordaba haber pronunciado le retumbaban en el cerebro como bombos enloquecidos de alguna tribu extinta. Caminaba sumergido en una burbuja gris que le hacía ir lento y nublado. ¿Hace cuanto tiempo empezó a caminar? No lo sabía, tal vez horas, tal vez nada. Se detuvo ante un anuncio flourecente que indicaba que estaba abierto las veinticuatro horas y dos botellas de cerveza chocando. Se sumergió en aquella región dominada por susurros y tinieblas buscando con la vista donde echar su costal de penas. Odiaba sentir ese vacío; odiaba oír ese silencio, odiaba mirar esa soledad que le aplastaba y el sabor acre de la furia que germinaba por allá dentro, cerca de su estómago. Trató de llenar su cuerpo con algo caliente, fuerte, que raspara su alma hasta desprenderla de su carne. Solo Dios perdona, eso era muy cierto. Tal vez porque en realidad no le importaba mucho lo que hicieras y para verse magnánimo te absuelve. Una burla ¿no? El tiempo se escurrió en los vasos que se llevaba a la boca mientras su cabeza se iba sumiendo en su pecho y pronto le llegaría la salvación: la inconciencia. El hermoso embrutecimiento del alcohol se abría paso a zancadas en su cerebro y él estaba de acuerdo. Alguien habló no puede ser se sintió invadido y arrancado de su lugar favorito. Cerró el puño derecho y lo descargó hacia donde provenía esa voz. Golpeó el aire y gritó. Después se sintió levantado por el espacio; las luces, los colores, las voces, jalones y dolores aparecieron en todo su cuerpo mientras se retorcía sin lograr nada. Aterrizó de forma abrupta en una superficie dura y húmeda. Una corriente de aire fresco le acaricio su rostro ardoroso. Se quedó tirado con los parpados apretados al igual que los puños. Poco a poco el oxigeno volvió a entrar en sus pulmone |