Reflexiones sin lápiz ni papel

Siempre me ha gustado romper con la norma, es una necesidad constante, quizás porque las variantes son infinitas a partir de patrones establecidos y que las limitaciones son producto del conformismo o de la pobreza de criterio. Pensar como quiero que sean las cosas, visualizarlas y ejecutarlas es un ejercicio a seguir siempre teniendo en cuenta un pequeño margen de error (25%) que de ocurrir no sería motivo para abandonar, al contrario, lo asumo como algo natural de mi personalidad y me estimula a superar cualquier escollo. El equivocarme me conduce a la reflexión y es seguro que surjan alternativas que probablemente me lleven a plantear lo que deseo por una vía más amplia o rápida. Mis conceptos son producto del análisis y disciplina, lo adecuo a mi trabajo y en general a todo lo cotidiano. En estados paranormales generalmente después de crisis en lo íntimo y profundo, cuando la ansiedad y el desasosiego abren grietas, el ambiente es propicio, se filtran las musas, sean bienvenidas, se entra en contacto con lo divino, comienza la creación y un nuevo y rico ciclo de alternativas, entonces se rompe en mil pedazos lo aprendido anteriormente, algo nuevo se gesta ¿tendrá un final feliz? ¡No me importa, me gusta es nuevo y es mío!