En la M-1 las piezas artilleras antiaéreas ya están operativas, las han municiónado con las reservas propias mientras espera la llegada de los primeros camiones que fueron a cargar al polvorín.
Haciendo barridas con los radares de enganche de las direcciones de tiro detectan en un primer momento dos aviones en la zona del cabo Tres Forcas. Todavía no lo se detectan con los radares de baja cota. Los nervios están a flor de piel, a pesar de que las direcciones de tiro detectar con la telemetría que los aviones son amigos todavía no tienen noticias certeras de la península. El teniente Peñaranda no comprende en un primer momento los extraños giros que están haciendo estos aviones, tras unos momentos de seguimiento y viendo en los planos que se realiza los movimientos de los aviones llega la conclusión de que están haciendo pasadas reconocimiento. Por suerte los camiones del polvoriento acaban de llegar y bajo un ritmo frenético los artilleros colocan la munición alrededor de las piezas.
Acaban de llegar las noticias de que las baterías desplegadas en Loma para cubrir la cañada de la muerte y el aeropuerto y la colocada en la playa para proteger el puerto están operativas y municionadas.
Por fin llega la confirmación del envío de los aviones desde la península, por suerte a los códigos de telemetría de los aviones confirman que son españoles. Tras un cuarto de hora de seguimiento los radares de las direcciones de tiro detectan un acercamiento hacia la ciudad de Melilla.
Los aviones en las proximidades de la ciudad realizan unos giros para el seguimiento del emplazamiento de las tropas marroquíes que participaron las maniobras conjuntas con estados unidos, son detectadas en la parte posterior del monte gurugu, se adentran en el mar en dirección a las islas chafarinas para hacer un peinado de la situación y del tráfico naval, por suerte está despejado.
Posteriormente los dos aviones se dirigen hacia la ciudad de Melilla sobrevolando la ciudad a gran velocidad y con grandes giros.
Los estruendos provocados por los motores de los aviones elevan la moral de la tropa que se siente protegida desde aire del respaldada por la península. En cambio han provocado el aumento de la tensión los nervios y el miedo de la población civil.
Los primeros heridos llegan al hospital. Masbo ha logrado despejar todas las dependencias de urgencias y todas las habitaciones cercanas recolocando como se ha podido a los enfermos. Varias enfermeras y un médico que viven en los alrededores se han incorporado al hospital, atenderán a los leves en la calle en unas tiendas de campaña aportadas por el ejército en las instalaciones internas para los heridos graves. La policía local una patrulla de guardia civil y una unidad de la policía militar se encargarán de vigilar las inmediaciones del hospital y la atención en las tiendas de campaña.