Aquí, esperando a Quique en el apartamento de seguridad, pienso en el por qué de esta junta de emergencia. Hasta ahora todo marchaba bien. Lo noté un tanto alterado cuando me llamó y eso es raro en él. Me huele mal el asunto, espero que no sea una guerra la que se aproxima que, por lo que me ha contado Mauricio, son encarnizadas y de cualquier lado puede venir la traición. Estoy sudando frio, no vayan a pensar que soy un pinche traidor.

Ya llegaron Mauricio, Enrique y el señor Procurador de Justicia. Para que venga el señor Procurador a esta junta es que debe haber problemas muy serios.

- Señores, me han fallado gravemente. Si bien pudieron matar a Agustino Arriaga, sus hijos sobrevivieron al ataque y más que eso, le dieron fin a los encargados de esa tarea y ahora el problema es que quieren venganza, ya los conocemos, difícilmente se van a detener. No tengo control sobre sus aliados y esto está tornándose en un panorama que no nos va a beneficiar en ningún sentido. Un agente del CISEN me informó que el brazo armado del Cártel del Centro-Oeste, los Betas, ya están tomando cartas en el asunto y en los próximos días vandrán a nuestro territorio a hacernos guerra. Enrique, Mauricio, por su bien es mejor que la impidan o lo van a pagar con su vida. No estoy dispuesto a perder dinero ni que los medios hagan presión sobre el tema cuando empiecen a haber "encajuelados" de más y balaceras fuera del presupuesto. Si su incapacidad por manejar lo de los Arriaga desata la guerra, ustedes serán los primeros en morir.

Desde que sufrí la metamorfósis de ciudadano común a asesino creo que no había sentido miedo, en un principio fue remordimiento más que miedo y ahora creo que estoy comenzando a conocerlo. Veo las caras de Mauricio y Enrique y están completamente desconcertadas si ellos no están en control que puedo esperar de mi. Se va a tener que negociar con los Arriaga para que los Beta con todo su poderío no nos hagan mierda. Me lleva la chingada, no me puedo echar para atrás eso sería traición.