Victoria... ¡Qué bueno es verte! Cuando veo tu figura no hay más que decir, se vé a leguas que eres una mujer inteligente y capáz de tí misma con ese buen gusto para vestir y ese cigarro larguirucho que fumas y que solo quitas de tu boca para que tus palabras fluyan hacia mis oídos provocando todos mis sentidos de manera desorbitante que convergen con la llama que se aviva con solo recordar mis manos en tu cadera y el movimiento de atracción que ejercimos en un va y ven de frenesí sin pudór de por medio, es así como luces... eres la pasión ejercida en sí misma.

Me alegra que Enrique te haya traido aquí esta noche, pero más, que estés aquí en mi departamento por tu propia voluntad sin ningún interés mas que complacernos mutuamente. Eres muy cálida y por momentos tímida para incendiar el momento y dejarme el juego de seducción a mí pero ¿ Cómo puedo seducirte Victoria si estoy totalmente dominado por tí? Me besas, me acaricias, me colmas de hormonas. Esta noche puede que sea de esas que dificilmente se olvidan. Tomemos una copa de vino tinto y emborrachémonos de sexo ¡Qué el alba no nos detenga! Pensandolo bien, que no sea una noche para recordar sino una época que rememorar. Junto a tí las cosas pueden cambiar, aunque no seas completamente mía ¡No me importa! Con tal de gozar de tí y que te des un tiempo para mí cada vez que se nos ofresca darnos calidez... tus manos, esas manos tan bellas. Nunca has lavado platos ni fregado pisos y mucho menos el cloro las ha tocado. Ni la más linda muñequita del teibol más caro que haya pisado en mi vida se comparan con tu elegancia y simpatía y tus manos son un reflejo perfecto de la vida que has llevado. Has estado en buenas escuelas, te graduaste como artista plástico en una reconocida universidad de París. Siempre lo has tenido todo y a cualquier hombre que desees, incluso yo. Es energizante que una mujer como tú me desee, cada caricia que te doy es jodidamente honesta y tú como conocedora del hecho lo sabes apreciar y andando por lo dias que se convierten en semanas me enseñas las artes del sexo llevadas con candor, delicadeza, atención y buen juicio.

Te rodeas de gente importante cuando no estás conmigo, tienes varios amantes entre ellos. A veces coincidimos en las fiestas swinger que frecuentamos y en las que realmente me siento aceptado mas que en cualquier otro lugar. Hay días en que me siento una especie de super hombre sexual al estar interactuando con varias mujeres y la satisfacción que nos damos, pero al final, Victoria siempre esta ahí, lista para mí. Creo que la amo, pero este amor es diferente a lo que he sentido y añorado, este amor es especial porque en escencia es compartido desde un inicio y nos sabemos sin dueño además es muy gratificante para mí andarme cogiendo a distintas mujeres y éstas las veas satisfechas y te lo hagan saber y saber que con Victoria no voy a tener ningún problema. Ella esta ahí.

Han pasado casi 4 meses desde que Enrique me invito a aquella fiesta en Ojo de Agua, de inicio no estaba muy decidido, estaba nervioso y hasta sudoroso. Ahora las cosas han cambiado Enrique y yo nos hemos vuelto grandes amigos y Victoria y yo grandes amantes. Mi ánimo se ha fortalecido desde el abandono de Georgina, honestamente todavía me dule lo que sucedió pero ya no como antes, con el tiempo y las circunstancias he ido depurando el dolor y Victoria y Enrique han sido de gran ayuda para poder salir del pedo que traía conmigo mismo. No pensé que saldría de esa.

Como todos los domingos al medio día paso al departamento de Enrique para invitarle unas quesadillas que compré con doña Susana, noto que la puerta está entre abierta seguramente el cabrón venía bien pasado y no cerró voy a entrar a despertarlo... !Es un baño de sangre la sala! -¡Enriqueee!

Continúa en capítulo 11