Recién acaba de llover sobre la ciudad. El pavimento está mojado y cuando las llantas del coche pasan andando sobre este, una ligera brisa surge debajo como anunciando nuestro paso en un callejón oscuro y abandonado a una velocidad de carnaval mientras observamos alertas el entorno y la entrega sea lo más segura posible. Mauricio conduce el automovil, Enrique va en el asiento del copiloto y yo atrás con la .45 Smith and Weason de la especial tipo escuadra; una y otra vez me aseguro de que el cargador esté totalmente lleno hasta que enrique me dice: - Ya estan aquí. Ponte listo. Meto el cargador a la especial por última vez, corto cartucho y la enfundo en mi costado izquierdo. Nos bajamos del coche y a causa de la noche y lo sombrío del lugar se dejan encendidas las luces de ambos coches para iniciar la compra-venta de 6 kilos de cocaína pura. Enrique en el trayecto me había comentado que estos tipos eran de confianza, que no temiera.

Los dos tipos que traen la coca son casi unos mocosos pero enseguida se ve que estan bien maleados, no me confío en ningún momento y estoy completamente atento. Aparentemente todo transcurre con normalidad. Mauricio me dice que vaya con él al coche por el dinero y mientras saca un maletín me dice: - Es hora de probar tu lealtad, mátalos. En cuanto les de el maletín les vacías la pistóla
No puedo creer lo que me esta pidiendo Mauricio ¡Me lleva el carájo! Enrique y Mauricio ya estan haciendo el trato y yo aqui parado unos metros atrás... tengo que hacerlo, estoy acorralado. Camino hacia ellos, me detengo a un metro de los chavos; Mauricio les da el maletín, es tiempo de matar. Desenfundo la escuadra y la detono repetidas veces en ambas humanidades. Está hecho. Nos dirigimos al coche con cierta prisa y nos vamos rápido del lugar. A la distancia observo los cuerpos inertes tirados en la calle en medio de un charco de sangre. Siento como mi corazón se acelera y tengo dificultades para respirar además de las náuseas, casi no puedo pensar con claridad ¡Me lleva la chingada! Acabo de cometer una gran estupidéz, no debí pedirle trabajo a Mauricio... ahora soy un asesino.
Enrique voltea hacia mí y me dice:

- Sé lo que se siente, es terrible. Debo decirte que lo hiciste muy bien, Mauricio me dijo que ibas a cumplir cabalmente yo, la verdad, tenía muchas dudas pero han quedado despejadas, ahora sé que puedo confiar en tí porque Mauricio ya sabía que íbas a responder y después de esto le doy la razón. No te aflijas de más esos chavos ya debían muchas vidas y pues nos jugaron una mala pasada en otra entrega y el que me la hace me la paga. Fúmate un cigarro ya se te pasará ese sentimiento y estarás como nuevo cuando solicitémos tus servicios en la próxima ocación. Toma este sobre, te lo ganaste.

Abro el sobre, dentro hay 30,000 pesos... por dos horas de paseo, por dos muertes en mi conciencia. Para salvar la carnicería, para darle universidad a mi hija, para el principio de una vida sin preocupaciones económicas. Todavía tengo que digerir lo que acabo de hacer, pero el caso es que ya lo hice. Aceptaré las consecuencias pero también los beneficios. Ya estoy en esto y creo que ya no hay vuelta atrás.

Continùa en el próximo capítulo.