Noche De Inmunidad
Escrito por yacko79 ( Offline), el 14 de noviembre de 2007
Desde las 9 pm llegué la redacción del diario, realmente no tuve mucho que hacer durante el día, solo me habían asignado a eso del medio día a un acto político popular que duró un par de horas para luego regresar al diario, entregar el material y esperar a que la nota salga publicada al día siguiente para recibir unos pesos para ayudar a mi mamá ya que mi papá era un borracho empedernido y lo poco que ganaba en la funeraria se lo echaba en el trago. Eso me afectába del modo en que yo tambien empezé a agarrar la jarra por esas épocas todavía sin hacer los desfiguros de mi padre pero en ese entonces no era conciente de esa situación y además era mas responsable hacia mi madre que , aunque me pusiera una borrachera, siempre me guardaba algo de dinero para apoyarla. Dieron las 9 con 30 y Ernesto puntualmente llegó a la cita con cámara en mano y de manera jubilosa me dió unas palmadas en mi hombro mientras me decía: Manos a la obra. Así que ese jueves por la noche salímos a las calles en el coche que le prestaba el periódico y nos dirigimos a una comandancia policial ubicada no muy lejos del centro de la ciudad para recibir de primera mano los acontecimientos que pudieran ser noticia aunque sea sólo por esa noche y que la edición vespertina tuviéra en sus páginas un poco de contenido rojo para alimentar la morbosidad de los lectores necesitados de ver capturados por la lente los cuerpos inertes bañados en sangre ya sea en accidentes, víctimas mortales de asalto a mano armada o bien, verdaderos dramas familiares que terminaron en tragedia. Teníamos 15 minutos en la comandancia cuando unos "polis" salieron presurosos desde atrás de la jefatura diciendole a Ernesto que había un homicidio entre Isabel la Católica y Héroes; los uniformados subieron a sus patrullas, se arrancáron y nosotros fuímos tras ellos. Al llegar al lugar nos encontramos con un auto de lujo estacionado invadiendo la banqueta bajo unos árboles, dentro, había un hombre con un tiro en la frente, alrededor habían algunos vecinos que se percataron del hecho y dieron aviso a la policía. Mientras yo tomába nota de lo que los vecinos habían escuchado -más que visto- Ernesto fotografiaba la escena del crímen. Me acerqué al auto con la intención de hacer una crónica en ese momento antes de que se me olvidáran los detalles, fue cuando ví un pedazo de papel bajo los pedales y que parecía tener algo escrito, mire hacia un lado y otro cersiorándome de que nadie me observara tomando ese papel, enseguida lo guardé en la bolsa de mi chamarra. Seguí recabando datos de los supuestos testigos y digo supuestos porque realmente nadie vió lo que pasó, solo escucharón la detonación y el rechinar de llantas de un coche que se perdió a la distancia sin que nadie pudiera darme una descripción fiable ya que entre ellos se contradecían. Al poco rato nos retiramos del lugar y de nueva cuenta fuímos a la comandancia a esperar más noticias. Esa noche hubo un par de accidentes de tráfico con tres víctimas fatales y además un tipo que se suicidó al cortarse las venas en la regadera. Ya para cuando estaba amaneciendo me dí cuenta que tenía estómago o ese don de frialdad para presenciar este tipo de cosas, talvez a causa del trabajo de mi padre y lo que nos platicaba, quizá fué eso lo que me sensibilizó de una manera en que me volví inmune sin darme cuenta. Por la mañana del viernes fuimos a la redacción del Independiente a entregar el material y a casi todo le dieron luz verde para la edición vespertina. Ernesto me confesó que no esperaba que yo reaccionara tan bien, que estaba sorprendido por mi actitud casi natural ante los hechos y que mi crónica había sido buena para un novato. Me pidió que fuéramos compañeros un tiempo haber que tal nos iba, que hablaría con el editor para que me echara la mano y pudiera tener un poco más de ingresos con mis crónicas. La idea me facinó. Ernesto me invitó a tomarnos un café en la fonda de doña Mundi, le dije que necesitaba descansar y prefería irme a casa pero la verdad es que ya tenía ganas de saber qué decía ese papel, así que cuando llegué a la vecindad donde vivía en ese entonces me encerré en el baño e inmediatamente busqué en el bolsillo, en el papel arrugado estaba escrita una dirección y un nombre: Margarita Ramírez de Quevedo... caray, era la esposa de un senador de la republica. Si quería meterme en líos, todo estaba puesto. Continúa en capitulo 3
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Versión
1
Escrito por yacko79 ( Offline), el 22 de noviembre de 2007
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¿Porqué estaba esa papeleta en la escena del crímen? ¿Fué dejada a propósito? y si fuése así ¿Porqué inmiscuir a la esposa del senador? Pero, que tal si... ¿La persona asesinada sabía que lo querían matar y talvez por eso llevaba ... Leer mas
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