CAPÍTULO OCTAVO: (Sardinas)
Escrito por martins ( Offline), el 26 de noviembre de 2009
Después de cenar, los niños se sentían con ánimos para cualquier tipo de empresa. _Pedrito no podrá jugar _indicó Carlota_. Tia Carry cree que se haré demasiado tarde para él. _Bueno, en ese caso quedamos justo cuatro_confirmó Alarico. _Yo conozco un juego mejor que el escondite vulgar _dijo inesperadamente el tio Harry_. Se llama "!sardinas¡" Recuerdo que jugábamos mucho a ello de chicos. _Y vaya ruído que haciéis tú y tus amigos _sonrió tía Carry al comentarlo_. ¿Te acuerdas de aquella vez que te ocultaste en la bañera, Harry? _!Ya lo creo¡ Como que vino uno de los chicos y abrió de golpe el grífo del agua fría. _Nos vamos al jardín _informó Alarico con una mueca_, pero... de todas formas, ¿como se juega a eso? _Es una especie de escondite, sólo que al revés. Uno de los que juegan se esconde, y los demás tienen que ír a buscarlo, claro está, por separado, eso sí, nada de ír en pandilla. El que encuentra al escondite se queda junto a él, y así sucesivamente, hasta que sólo hay uno chico buscando. Cuando encuentra al grupo tiene que decir gritando: "!sardinas¡" _Parece divertido¡ _reconeció Alarico_. "!Sardinas¡" _Cilló de pronto con tal fuerza, que toda la vajilla que estaba encima de la mesa tembló, y les dio un buen susto a los circunstantes. _!Sardinas¡_aulló asimismo Jonatán, y levantándose de su sítio corrió hacía Alarico y se encaramó casi en sus espaldas, dándole golpecitos en los hombros. _!Eh, eh, chicos¡_decía Carlota ahogándose de risa. _!Bastaa! _tronó tio Harry_. Ya os daré yo "sardinas" !Dejadme leer el periodico en paz! Tomó un cazo en la mano y salió en persecusión de los chiquillos, que le cogieran la delantera, escapando todos al jardín. Caía la noche. Alarico sacó un penique del bolsillo. _¿Cara o cruz?_preguntó a Jonatán. _Cruz_replicó el aludido. Alarico lanzó al aire la moneda. _Cara_dijo tras haberla recogido en la palma de la mano. Carlota por su parte acertó, y Sara se equivocó en su turno. La cosa debía por tanto quedar decidida entre Alarico y Carlota. _Cruz_pidió el muchacho. Y salió cruz. _De momento. Contad a partir de vinte hacía abajo. Y luego empezáis a buscarme todos. Uno a uno, !no lo olvidéis! !Andando! _Vinte, diecinueve, dieciocho _gritaban los tres a voz a cuello. Luego, de pronto_: !Ceroooo! Salieran corriendo en distintas direcciones. Carlota, arrastrándose por el cesped envuelto en sombras, tropezó con Alarico, que estaba echado bien abajo, y se había escondido aprovechando un banco que en el jardín había. La niña se intentó refugiar bajo el mismo banco de madera, pero sus piernas _demasiado largas_ no cabían en semejante lugar. Y en aquellos momentos llegaba Jonatán, quien se les unió también. Una hojita del arbusto inmediato le cosquillió la naríz. _!!!Aaaatch_chílis!!! Sara apareció en el acto por las inmediaciones. _!Sardinas!_aulló en son de triunfo. _Ahora te toca a tí_indicó su hermano frotándose el brazo, que se le había quedado dormido en la espera. Lo de encontrar a la chica ya resultó algo más dificil. Jonatán,, de exploración por el huerto, vio una sombra oscura encaramada en una hamaca que tenía suspendida encima de la cabeza. _!Te cogí, Sara!_susurró. Intentó trepar. La hamaca empezó a bambolearse peligrosamente, y la interesada comenzó por su parte a reír como un conejo _Cállate_, rogaba su persiguidor de un momento antes. Al cabo la hamaca se torció de tal manera que ya no hubo remedio: ambos cayeran con un ruído sordo, dando con sus huesos en el suelo cubierto de plantas del huerto. _!Sardinas!_gritaran, práticamente al mismo tiempo, Alarico y Carlota, que, sin embargo, venían corriendo de distintas direcciones. Jonatán se frotaba la dolorida pierna. _!Es el colmo! !En cuanto uno se cae en un jardín, siempre va a dar sobre una mata de ortigas! _Ahora te toca a tí_comentó Alarico, dirigiéndose a Carlota. Carlota se deslizó bajo el areo de medio punto que daba acceso al prado inferior, en lo que fuera en tiempos un foso lleno de agua. Bajó de cuatro en cuatro los escalones que conducían hasta dicho lugar... ¿Dónde podría meterse? Contempló el poco alegre aspecto de la mazmorra, que estaba práticamente encima de su cabeza en aquel momento, y, subiendo aprisa las nuevas escaleras, tanteó la puerta. Estaba cerrada y la llave había desaparecido de la cerradura. Dudó, perdiendo así varios preciosos segundos, y después se fue abriendo paso entre los espesos arbustos y la hojarasca que había detrás del viejo edificio citado. Su respiración se hizo agitada, y el corazón le golpeaba en el pecho. "!Qué a tiempo!", pensó, porque oía acercarse unos pasos furtivos. Luego escuchó voces hablando bajito, como en un susurro: _!Vaya! ¿Y ahora dónde se habrán metido?_Hubo una risita de circunstancias. !Era la voz de Sara! En seguida, una voz que Carlota identificó en el acto como perteneciente a Alarico, informó: _!Pues lo que es por aquí no están! "No debían haberse puesto de acuerdo para perseguirme, se dijo que iríamos de uno en uno", pensó indignada Carlota. Alguién encendió una linterna. Podía ver cómo la luz le daba un aspecto plateado a la parte superior de unos helechos que crecían entre las piedras de la mazmorra. _¿Entramos ahora, Alarico?_preguntó Sara con voz ansiosa. _Pero no podemos estar mucho rato. Fijate, mejorana y hojas de laurel de mi jardín_replicó el muchacho a su hermana. Una ráfaga contínua de viento nocturno azotaba con fuerza el follaje, haciendo vibrar las ramas del alto ciprés. Cuando el viento se hubo calmado, al poco rato reinaba allí el silencio. "Deben haberse ido", pensó Carlota. "Mejorama y hojas de laurel de mi jardín.." ¿Qué qurria decir Alarico con semejante frase? ¿Qué significaba aquello? Se levantó de un salto y corrió hasta hallarse frente a la puerta de entrada al calabozo. Mejor será que me esconda en algún otro lado, calculó. Si no lo hago, y me descubren aquí, creerán que los espiaba. Bajó rápida los escalones que conducían al prado y cruzó éste pensando en el mejor escondite. ¿El manzano silvestre? !Claro! Logró encajar el pie en una hendidura y se balanceó ascendiendo por el tronco. Trepó a toda prisa y pudo esconderse entre las hojas. Iba pasando el tiempo y no aparecía nadie. Empezó a tener frío, casi temblaba. Lamentó no haberse llevado al jardín su chaqueta de punto. "!Ding...Dong!" El reloj de la Catedral empezó a dar la hora. Las nueve ya. De repente Carlota se dio un susto tremendo. Algo le había rozado el tobillo. Miró hacía abajo y vio el contorno de un rostro. _!Sardinas!_indicó una voz familiar. _¿Eres tú, Jonatán?_y su voz tenía acento de alivio. A renglón seguido, Carlota se deslizó tronco abajo, aterrizando en la fresca y humeda hierba. _Anduve buscando y buscando _le informó su hermano_. Luego tia Carry me llamó desde la casa para que os trajera a todos de vuelta. Sólo que no pude dar con nadie. Si al menos tuviera una linterna... Creo que me compraré una mañana. ¿Has visto a los demás? Carlota relató a su hermano lo que había sucedido ante la mazmorra. _Así que mejorana y hojas de laurel!..._repitió Jonatán. Movió la cabeza_. Me suena a cosa rara. Anda, toma esta pera. Me encontré dos en el extremo de la rama. Estaban a punto de caer, de tan maduras. Me he comido la mía. _Eres un ladronzuelo _criticó Carlota_. !Está riquisima! !Cuanto jugo! _Se secó la mejilla_. Supongo que lo mejor será ír a dar una vuelta para ver si encontramos a Sara y Alarico. A menos que hayan entrado allá. _¿Dónde? ¿En la mazmorra? !Claro! !La mazmorra! Carlota permaneció unos momentos en silencio. _¿Por qué no se me habrá ocurrido?... !Vamos, vamos a echar una ojeada! Subieran los escalones que conducían a la puerta de acceso. _!Alto, espérate! _susurró Jonatán_. !Hay luz dentro! !Son ellos! Échate al suelo ahí. La luz se apagó. ! Craaac! La puerta de la mazmorra se abrió un poco. _!No hay nadie!_informó una voz desde dentro. Y dos sombras volaran por los escalones, desapareciendo tras haber cruzado el prado inferior. _!Bueenoo! _confesó Carlota_. Ya me imaginaba yo que esa pereja se lleva algo entre manos. Rápido, Jonatán. Vamos a ver qué hay dentro. Pero la puerta estaba cerrada y la llave no aparecía por allí. _!Demonio! _Carlota estaba casí fuera de sí por la curiosidad. Dijo en tono airado_: Se han llevado la llave esta vez. _Calma, chica, mucha calma. ¿Qué tiene de particular? Estaban escondiéndose, ¿no? _¿Sólo eso? Yo que tú no estaría tan segura. Tengo una idea sobre... Bueno, me imagino que tendremos que esperar. _!Ah del barco! Un áspero grito a sus espaldas les hizo dar un salto. El tio Harry estaba al pie de los escalones que conducían a la mazmorra y aledaños. Daba rápidas chupadas a su pipa de cerezo. _La tia me ha dicho que os viniera a buscar. Son las nueve y media ya. _Estábamos buscando a Alarico y Sara_explicó la niña. Tio Harry echó atrás la cabeza, soltando el trapo. Luego, calmada su risa, comentó: _!Esa pareja! Tienen un talento especial para esfumarse. Pero lo es esta vez..., esta vez han sido ellos los que os estaban buscando. Al menos eso es lo que dicen. Regresaran juntos a la casa. Alarico y Sara estaban en la cocina engullendo sendas tazas de cacao bien caliente. _¿Dónde os habéis metido? _preguntó Sara con aire inocente. Les miraba entornando sus enormes pestañas_. Os buscamos por todas partes y no hemos llegado a echaros la vista encima...
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1
Escrito por martins ( Offline), el 04 de diciembre de 2009
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Como hoy es viernes, habrá mercado _informó tia Carry a la hora del desayuno_. Es una cosa curiosa de ver, especialmente si no habéis presenciado antes ningún día de mercado. ¿Queréis venir alguno conmigo? _Si, por favor_dijo en ... Leer mas
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