CAPÍTULO; ONCE(11): Un par de zapatos
Escrito por martins (Desconectado Offline), el 10 de diciembre de 2009
Por qué llevas zapatillas aún? Estamos desayunándonos ya, Sara_advertió tía Carry, que para esas cosas era muy estricta.
_Lo... lo ha... había olvidado.
_Está bien; pero corre a tu cuarto otra vez, y cámbiate.
A Carlota, alerta al tejomeneje entre Alarico y Sara, no se le perdió la mirada que aquél lanzó a su hermana cuando ésta pasaba a su lado camino de la puerta y el dormitorio. Cuando volvió, Sara llevaba un viejo par de zapatos negros, más bien sucios y llenos de polvo. Tia Carry los inspeccionó con gesto de desagrado.
_¿´Dónde tienes los nuevos pardos? _inquirió_. Los llevabas ayer. _y en vista de que la niña no contestaba, insistió_: ¿Qué me dices?
Unos golpes en la puerta trasera salvaron a Sara de tener que contestar a la pregunta de tía Carry.
Era el cartero, con una carta para los Vanghan, dirigida a Carlota.
_Es de papá _anunció con voz alegre a sus hermanos y demás circunstantes, mientras contemplaba el sobre. Luego dijo_: Ha debido cruzarse con la nuestra.
_Ábrela ahora, querida _pidió tía Carry_. Estoy segura de que todos estamos ansiosos por saber las últimas notícias sobre tu madre.
Jonatán y Pedrito dieran la vuelta a la mesa hasta ponerse al lado de su hermana, para echar una ojeada por encima del hombro. Carlota abrió con soltura el sobre y empezó a leer trozos de la misiva en voz alta:
"...Mamá envía cariñosos recuerdos a todos...Os agradará saber que el doctor Fisher cree que está respondiendo bien al tratamiento que se le había prescríto..."
_!Vaya! !Esa sí que es una estupenda notícia! _reconoció tía Carry, radiante de gozo_. Haz el favor de darme el estuche de mis gafas, Jonatán. Está por ahí, encima del aparador.
Así lo hizo el muchacho, y al volver junto a la mesa pudo darse cuenta de que las sillas conrrespondientes a Sara y Alarico estaban vacías. !Ambos se habían deslizado fuera de la estancia mientras los demás festejaban la llegada de la carta y se leía la misma en voz alta para conocimiento general! Dio con el pie un golpe a Carlota por debajo de la mesa y señaló con el pulgar hacía los sítios vacíos. Carlota arrugó el entrecejo. Terminó rápidamente de leer la carta y se la entregó luego a tía Carry.
_Gracias, querida. !Y qué buena letra ha tenido siempre tu padre! Bien distinta de la mía, por cierto. Claro, como que ya cuando íbamos a la escuela se llevaba todos los premios en caligrafía... Recuerdo una vez...

Levantó la vista y se quedó estupfacta: !Había estado hablándole a las paredes! !Todos los niños se habían desvanecido!

Jonatán, quien, como es lógico, corría más que sus hermanos, se detuvo en el pasadízo que conducía al prado situado a nivel inferior, a fin de recobrar algo el aliento.
_Han tenido que salir disparados_dijo aún entrecortadamente.
_Si han llegado ya al calabozo, seguro que habrán cerrado la puerta por dentro _hipó Carlota_. No nos fastidiaron anoche, porque no esperaban tenernos tan cerca como nos tuvieron.
_!Allí están!_indicó el muchacho señalando con el dedo hacía delante.
Y, en efecto, pegada Sara a Alarico, subían por el sendero que accedía a los escalones conducentes a la puerta del calabozo en custión. Sus cabezas estaban casi juntas; evidentemente conversaban de algo muy interesante.
_Ahí los tienes planeando algo _afirmó Carlota_. Escondámonos entre los árboles, para avanzar sin que nos vean. !Chist!
Les siguieron la pista con todo género de precauciones. La cosa iba perfectamente hasta que...!Crac! Pedrito aplastó una rama seca. El ruído resonó por todo el ámbito del tranquilo rincón con la violencia de un pistoletazo. Alarico giró sobre sí mismo en el acto y los cogió con las manos en la masa. Fue paseando hasta llegar a su altura, silbando, con las manos en los bolsíllos.
_Bueno, bueno _dijo fríamente, contemplando sus caras de circunstancias y expresión culpable_.
Ya veo que también vosotros os paseáis.
Saraapareció por detrás de su hermano, con los ojos llameantes de furia:
_!!Espías!! _aulló_. Siempre detrás de nosotros para saber lo que estamos haciendo. !Ah, pues me tenéis ya más que harta!
_!Sara! _El tono de Alarico era tajante_. No hay necesidad de perder los estribos. Estoy seguro de que no intentaban espiarnos. ¿Por qué habían de buscar una cosa así? A menos que piensen que les estamos ocultando algo a todos. Y tú, Carlota, no creerás nada semejante ¿verdad?
Era la oportunidad esperada por la niña, que pudo haber dicho: "Sí, sabemos que andáis ocultando algo.
Os seguimos anoche. Sabemos todo lo delpasadizo secreto. Se terminó el cuento, Alarico." Pero no lo hizo, limitándose a farfullar algo ininteligíble.
_Veamos: y tú, Jonatán, ¿qué tienes que decir? _continuó Alarico.
Jonatán le miró con expresión vacua. Si decía que sí, ya habían terminado de encontrar más cosas, porque la pareja se pondría en guardia. Pero no podia negar porque eso era faltar a la verdad. Tenía que responder, fuera lo que fuese. Su cerebro trabajó a toda prisa.
_Sí _repuso_. Creo que nos estáis escondiendo algo. Hay un cerrojo en el ático, ¿no es así?
Alarico parecía aliviado. Se echó a reír.
_¿Una puerta con cerrojo? ¿De veras? !Vaya, vaya! ¿Tú sabes algo sobre el asunto, Sara? ¿Ya has vuelto a tus mañas de siempre? Creo que lo mejor será que te acerques con ellos al desván, y una vez allí les enseñas lo que gusten. Así se quedará tranquilo el pobre Jonatán. Yo os espero aquí... sí nadie se impone a ello, claro está...
Es demasiado listo para nosotros, pensó, abandonando toda esperanza, Carlota. Ahora puede ír a la mazmorra, cerrar la puerta con llave, y usar sus cocimientos para lo que se antoje, mientras nosotros tenemos que acompañar a Sara al desván, para "inspeccionarlo".
_Bueno, ¿venis, í o no?_exigió su guía femenina con impaciencia.
Se fueron, siguiéndola en silencio hasta llegar a la casa. En la entrada al edifício Jonatán resbaló, y cayó cuan largo era, metiendo la cabeza en un cubo lleno de agua que tenía por allí la señora Clamp.
_Síganme los señores, por favor. Por aquí se va al desván_se burló Sara iniciando el ascenso.
Cuando todos hubieron llegado al lugar escogido, señaló con exagerada mímica la puerta que anteriormente estuviera cerrada con llave.
_Bueno, adelante. Entrad y ved qué encontráis.
Jonatán alzó el picaporte y la puerta obedeció a la maniobra. Los tres entraron casí al mismo tiempo. Según indicara Sara, era un desván como el que le precedía. Pero excepto por una sopera y una caja de cartón, aquello estaba enteramente vacío.
_¿Contento ya?_se oyó decir a Sara desde la estancia vecina.
Luego !Pam! La puerta se cerró y se oyó claramente el girar de una llave. !Otra vez estaban prisioneros!
_!Aaabreeee! _Jonatán estaba fuera de sí_. !Déjanos salir! La única respuesta que escucharon fue una burlona carcajada de Sara, conforme iniciaba la bajada de las escaleras.

 

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Escrito por martins (Desconectado Offline), el 12 de diciembre de 2009
 2 votos · Leído 22 veces · 2 comentarios · 4 pasajes debajo
_Menos mal que hemos tenido suerte, y la señora Clamp nos ha oído gritar _decía Carlota media hora después_. De no ser así nos clavamos allá arriba horas y más horas. _Sí, ha sido una suerte que estuviera ella por esos andurriales _ ... Leer mas


 
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Comentarios
Orla dijo:
jajaj que la retiro a Sara, aunque era algo previsible.
Escrito: 22 días atrás
martins dijo:
No; Sara es la que cerró a los otros...mañana subo la continuación
Escrito: 22 días atrás
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