MI - Hoja Sedienta
Escrito por creadordemundos ( Offline), el 31 de enero de 2010
Cuando pienso en que puedo comerme al mundo a trozos, llega algo que me tira, algo que se deja venir para enseñarme que tan lejos estoy de poder lograr eso; a veces es especial el suceso que me recuerda que más que comérmelo conviene armonizar con mi entorno MI Hoja sedienta Hola Hermano. Te escribo esta carta en secreto, pues el lugar en donde me encuentro en estos momentos no me permite estos placeres. Te escribo esperando que te encuentres de maravilla, hace meses me pasó esto, espero que tengas un poco de tiempo, te pido por favor que no contestes la carta, me descubrirían. Sé que suena raro y hasta loco, pero necesitaba contárselo a alguien, así que como de niños, te he elegido de víctima. Durante muchos años he practicado la magia, encontré en ella el remedio para mi tristeza y mi hambre de conocimiento, no imaginaba que con el paso del tiempo me convertiría, en lo que la señorita Siphr una de mis mentoras junto a su mayordomo Feiro, llaman un Demigod. ¿Qué es un Demigod? Bueno es una respuesta que aun no puedo comprender del todo, debido a su naturaleza; en resumen y para entrar en detalles más adelante : es un ser capaz de crear quimeras y ser uno con el elemento natural dominante, somos una evolución de un Elemental. Los elementos naturales se dividen en: agua, tierra, aire, fuego. Estos son los básicos, hay quienes no los consideran pero ahí afuera se encuentran la luz, la oscuridad, la electricidad. Yo fui durante un corto periodo de mi vida un Elemental de agua, hasta el día del Naranjo. Diez años atrás, yo era un novato, mi carrera como mago de espectáculo iba subiendo como espuma, trabajaba a nivel mundial en lugares como las Vegas, San Quintín, Japón, Rusia, etc... Después de un accidente en un ensayo de un truco de magia perdí el conocimiento. Termine en el Hospital de Las Américas. Ahí conocí a Leonardo. El me llevo con Siphr, una elemental de Aire. Cabe aclarar que no cualquier Elemental puede llegar a convertirse en un Demigod, pues cuando sé es un Elemental se controla un elemento natural o uno secundario, pero no ambos, ni dos naturales, ni dos secundarios a la vez. Si conoces el nombre del fuego, entonces dominaras al Fuego, pero no al aire. Los Demigods podemos controlar más de un elemento. La diferencia con los magos que controlan también los elementos, es la intensidad y la cantidad de poder destructivo que podemos llegar a tener. En fin, te he explicado un poco más de lo que ocurre, de mi ausencia y aparente locura que se que piensas que poseo. Eso está bien. Supongo que jamás enviare esta carta así que, está bien. Esa mañana de la que te platico la señorita Siphr me entrenaría en mi aspecto físico, me enseñaría a tener una condición favorable, has de saber que aquellos momentos yo no tenía ni pizca de credibilidad en lo que estaba ocurriendo, para mi eran una especie de secta satánica adinerada que montaba día con día un espectáculo frikie al cual yo tenía la amabilidad de seguir el cuento con tal de descubrir lo que realmente ocurría. Como sea, salimos a correr como cada día a las seis de la mañana. No te he de mentir, Siphr es hermosa si aun estoy con ella tiene su pelo en color negro, un cuerpo de modelo, su color de piel moreno claro, pómulos y por extraño que parezca, tiene pecas en los cachetes. Comencé trotando y fui agarrando mi paso, ya podía aguantar seis kilómetros sin parar, descansaba cinco minutos y proseguía con una clase de artes marciales, de ella se encargaba el mayordomo. Siphr se había ido y el mayordomo tenía una sonrisa pícara no muy del estilo de él. - Hoy entrenarás de forma diferente joven Altaír me dijo con ese tono de voz ronco que solo un Tarasco puede tener . Seguirás corriendo alrededor de la Hacienda hasta entrado el medio día. - ¿Qué? ¿estás loco mayordomo? Son las ocho de la mañana y tú quieres que corra cuatro horas sin parar. - Sí dijo como si nada ante mi atónita percepción, de verdad no creía lo que me estaba diciendo. Así lo hice, corrí como pude, llegaban los momentos en que mi cuerpo temblaba y veía borroso, pero ahí iba él, arriándome como ganado, montado cómodamente en una bicicleta. Ni una nube se asomaba en la aridez del sitio, de hecho, todo el lugar era una especie de antesala al desierto: no había mucha vegetación, el polvo se levantaba con suma facilidad, mi rinitis alérgica a la orden del día. Todo parecería parte de una escena de lo más cansina por la monotonía del lugar, salvo por el Naranjo enfrente de la casa. Grande de unos dos metros y medio de alto, con unas naranjas redondas y chonchas, llenas de jugo. Bastante extraño a mi gusto, pero el mayordomo se encargaba de cuidarlo. Cerca del medio día me detuve bajo la sombra del árbol, estaba a punto de bajar una naranja con un palo, cuando Feiro me irrumpió. - Debe Aguardar joven Altaír, el entrenamiento de hoy no le permite tomar agua. - Déjate de bromas mayordomo, he corrido casi cuatro horas, mis piernas tiemblan, no me he desmayado de milagro y me das en la madre diciendo que no puedo tomar una simple naranja. - Así es. - me quede callado ante su respuesta, era típico que fuera cortante. - Además prosiguió su excesiva labia para retobar no muestra que su cansancio sea el que pregona. - Jo una pausa de otra pausa te. Me quito mi naranja y me obligo a sentarme bajo el sol. Sudaba copiosamente, sentía que mis brazos ardían, la chamarra rompe vientos me agobiaba aun más, pero el mayordomo hijo de no me permitió quitármela ¿Tienes idea de algo parecido? Solo la tortura física en los artilugios de la edad media me parece asemejarse a tal proeza. Pasaron dos horas más. Yo empezaba a tener delirios, alucinaba, me sentí débil y a momentos cabeceaba; Feiro se paseaba como si nada enfrente de mí con una botella de agua. Ingrato, pero mi estado impedía siquiera ya que hablara. - Ahora joven Altaír, quiero que utilice su magia interna para extraer agua del suelo. - Estas - sus palabras sonaban en esos momentos tan lejanas, haciendo un extraño eco hueco ¿cómo? - Usted es un elemental de agua, use su fuerza interior para absorber el agua del suelo. En mi desesperación trate de levantarme, tome la tierra con mis manos, no tenía ni idea de lo que me hablaba, hasta ese entonces yo creía poder el agua, esa sensación de estar en la bañera y de hacer remolinos con mis dedos, de que subiera por milímetros era solo eso para mí, una sensación. Tengo que aclararte que hasta entonces les había seguido el juego y que en realidad no tenía idea de a qué se refería con mi magia interna. - ¡Dame la maldita botella de agua! gritaba, o al menos hacía el intento. - Use su fuerza interior repetía cada vez que yo le decía algo. - ¡Dámela! ¡Dámela! mis manos estaban temblando, rasguñaban el suelo, me sentía débil, demasiado débil como para siquiera intentar pararme, así que opte por la suplica, por el llanto, que de hecho no recuerdo que las lágrimas hayan brotado, estaba bastante seco por dentro . Mayordomo, dame por favor agua, no tengo idea de que me hablas, ya he soportado bastante esto, dame agua por favor. - No fue su respuesta tajante. Grite angustiado, débil y con miedo, los músculo de mis manos empezaron a temblar sin motivo, no sé de qué manera me puse en píe, me volví hacia el mayordomo y lo ataque. Grave error. Solo conseguí caer de frente, resople el polvo, me apoye en mis manos y de nuevo tambaleándome me puse de píe ahora que lo recuerdo, no tengo idea de cómo tenía esa fuerza en el estado en que me encontraba, he de haber parecido carne empanizada . Lo ataque de nuevo. Gravísimo error. Esta vez no me dejo pasar de largo, golpeo mi abdomen y expulso el poco aire que me quedaba. Caí como un costal de cemento. Miraba el cielo azul mientras trataba de respirar, mis manos yacían a mi lado, sin fuerza para levantarlas, la desesperación previa se convertía en angustia y miedo. Creí que me moriría por los caprichos de un tipo. - Respire por sí mismo me dijo cuando se paro junto a mí. Acostado empecé a sentir como mis manos se hundían en la tierra junto con una sensación fría, moví mis dedos como pude, era como si hubiera caído en un charco lodoso. - Respire por sí mismo Altaír en esa ocasión su voz sonó como una orden. Por fin pude respirar. Por algún extraño motivo me sentía con fuerzas pero una furia se apodero de mí, me levante, camine hasta apoyarme en el tronco del naranjo. - ¿Aun no sé da cuenta joven Altaír? su pregunta fue la llama que hizo estallar el bote de gasolina que en mi estaba, voltee a verlo con tanto odio y rencor que aseste el golpe contra su abdomen, me dolió bastante, tanto como para reprimir mi enojo, había olvidado que el cabrón podía transformar su cuerpo como roca. Agarre mi mano sangrante, de verdad me dolía y conforme pasaron los segundos, mi rencor crecía. - Qui quiero decía jadeando, tenía sed, mi mano adolorida, el aire de nuevo empezaba a faltarme y enojo contra el mayordomo me hicieron gritar hasta perderme en una rabieta. Lance golpe tras golpe contra el tronco del naranjo, tantos que no sabría decirte, mis manos retumbaban con cada embestida, mi corazón latía más aprisa de lo normal, incluso Feiro trato de detenerme pero con una fuerza proveniente de no sé qué lugar lo avente Comenzó a llover. Cada gota fue como apagar el incendio dentro de mi ser, cada instante que pasaba mis golpes perdían fuerza, hasta que alce mis brazos dando la bienvenida al agua, me deje caer de espaldas y bebí tanto como pude hasta desvanecerme. Bebí tanto y tan felizmente que no me percate de lo que hice. Cuando desperté me encontraba en una de las habitaciones de la casa, tenía mis manos vendadas, mi cuerpo me dolía y al lado estaba Leonardo. Me invito a levantarme y dar un paseo. Cuando salimos de la casa me quede sin palabras, el naranjo estaba seco, mientras Feiro escarbaba la tierra junto a un nuevo árbol. - Leonardo mi silencio que le siguió fueron comprendidos por Leonardo. - Nada de que apurarte en demasía chico, sabes, ayer yo llegaba cuando estabas en la parte final del entrenamiento con mi querido amigo Feiro. - ¿Qué sucedió? - ¿Qué recuerdas exactamente? - Solo que estaba lloviendo nada más. - Bien, si eso paso, comenzó a llover, secaste al naranjo. - ¿Bromeas verdad? ¿cómo voy a secarlo? - Me gustaría que así fuera, pero le mataste. El objetivo de Feiro era que aprendieras poco a poco como absorber el agua del medio que te rodea. Debes saber que aun cuando este clima es bastante árido, hay algo de humedad y dada tu magia particular para el agua, deberías ser capaz de absorberla con facilidad y de esa manera vivir. Cuando Feiro te golpeo tu reaccionaste de un modo distinto a cuando caíste por primera vez, fue tu coraje contra él lo que despertó la habilidad, en ese momento tú tenías las manos metidas en lodo, el lodo solo se puede formar con agua y polvo, extrajiste el agua del subsuelo y ni siquiera te percataste. Tus emociones te controlaron. - No lo recuerdo. - Por supuesto que no lo recuerdas dijo riéndose después de eso te lastimaste y de nuevo fuiste controlado, golpeaste al árbol y usaste inconscientemente tu poder, cada golpe que diste al tronco fue vital para la vida de ambos, el perdía el agua almacenada durante su vida, tu recuperabas poco a poco la tuya extrayéndosela, hasta que finalmente te la dio toda en forma de lluvia, lluvia que solo provino de cada hoja, metafóricamente el naranjo lloro por ti. Las palabras de Leonardo retumbaron en lo profundo de mi entendimiento. Yo tenía la capacidad de matar a un ser vivo, sin saber lo que había hecho ni como lo hice. - Debes saber que los cuerpos humanos estamos formados por alrededor de un setenta por ciento de agua me dijo Leonardo , imagina como puedes influir en cada uno de nosotros con tu magia interna. Es una verdadera pérdida nuestro naranjo, sobre todo para Feiro, que fue quien lo planto hace cuatro años. Por cierto, también puedes pedirle una disculpa, el golpe que le diste lo mantendrá fuera de entrenamiento por unos días. Tu elemento desgasto bastante su piel de piedra. Estoy de acuerdo con la frase del arácnido: todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Has tenido suerte hijo, de que sea un árbol, pues gustosamente dio su vida por ti. Me quede ahí parado, con el viento resoplándome, observando los pequeños remolinos de polvo, sintiendo como me embriaga una tristeza profunda, agradecido con lo que me estaban enseñando. Fue en ese día hermano que descubrí que tanto poder puedo tener. Sé que has de pensar que te escribo desde algún manicomio. No te culpo. Hace años que no te veo ni nos comunicamos. Leonardo y Siphr me han dicho que pronto tendré la oportunidad de poder verte, tanto a ti como a Mamá y Papá. Tal vez pueda mostrarte de lo que hablo cuando llegue ese momento. Cuídate. Con cariño, Altaír. P.D.: Aún sigue en mi memoria como me quede parado tres horas ahí, mientras el nuevo árbol tiene las hojas sedientas y contemplo las ramas secas del naranjo que parecen decir adiós, lágrimas caen de mis ojos y dedos.
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Escrito por creadordemundos ( Offline), el 03 de febrero de 2010
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