Soy casi un analfabeta. A duras penas terminé la primaria con promedio general de 6.1 en una escuela nocturna. No tengo trabajo ni quiero aprender un oficio y mucho menos cargar bultos en la merced. Lo que si puedo decir es que soy un profesional en la profesión de ser un amante bajo encargo. Mi trabajo es la delicia de ancianas, gordas, feas, tristes, pachangueras, nacas, fresas, hipiosas, despechadas, esposas, solteras y las que se despiden de ello. Del cerebro salí liciado pero es sabia la naturaleza y lo que no me dio en la cabeza me lo dio en la otra y en este cuerpo que puedo presumir abiertamente, es fenomenal. No necesito anuncio en el periódico, mis clientas, satisfechas, me hacen la mejor promoción de boca en boca. Esas bocas que tienen algo en común, probaron mi carisma, mi ente sexual, mi psique seductor y mi cuerpo envidiable. Estos dotes hacen que la experiencia orgásmica en mis clientas las lleve a un estado metafísico, me lo han dicho, nomás que yo no se de matemáticas.