La vida sigue
Escrito por yacko79 ( Offline), el 18 de noviembre de 2008
La historia más ruín jamás contada comienza aquél día en que te abriste de piernas en ese motel a un costado de la autopista que lleva a la Ciudad de México y me diste, lo que con recelo guardabas. Esa selvática área que sólo tú conocías y que añorabas que alguien la explorara, por fin fue vista con encanto, sentida con amor y delicadeza. Debo decir que ese momento ha sido especial para mí, incluso hasta hoy. Después me dijiste que ese día la pasaste muy bien pero que te sentiste rara, confusa, culpable, que no dejabas de pensar en lo que te decían tus papás con respecto al sexo... moralidades. Conmigo, conforme pasó el tiempo, probaste los placeres de la pasión sexual y te llevé de la mano por tu camino de iniciación en estas artes amatoriales. Dada mi experiencia en el hecho, tenía el deber de educarte, vamos, era mi obligación aclarar tus dudas que día a dia querias aclarar en prácticas de campo con todos los detalles y señas de todo lo posible que se pueda hacer para saciar tu apetito... desperté un monstruo y no lo sabía. Ese ser que habitaba en esa selva virgen parecía que quería comerse al mundo, casi me devoras, con lo cual me sentí extaciado, hasta pensé que era mi fin. Disfruté esas noches con sus días, el cuarto del motel fue exprimido al máximo, la cama era insuficiente y al cuarto no le quedó más jugo que ordeñarle por lo que optamos por otros escenarios como, el terreno baldío que está cerca de tu casa aun cuando hacía frio, el asiento trasero del coche que nos aburrió de inmediato, las milpas crecidas que nos daba bastante intimidad aunque muy incómoda, el baño del billar de mala muerte con ese olor a cloro que mareaba, la cancha de futbol empastada en la que nos tendimos en el centro ante la mirada de algunos curiosos que a la distancia se asomaban por las rejas especulando sobre nuestra actividad, la sala de mi casa en un rapidín fantástico mientras mi papá regaba el jardín, la estación del metro solitaria donde lo hicimos parados escondiéndonos bajo mi gabardina en un aparente faje, en un campamento atrás de un matorral, en la alberca, en la cocina de un vecino, en el techo de tu casa con aquél frio, en la bodega de un bar, en el traspatio de la casa de tu tío, en la alcoba de tus papás, en los baños públicos del Castillo de Chapultepec y otros lugares más. El caso es que en una de esas quedaste embarazada por mis espermatozoides fértiles que fecundaron un óvulo que estuvo en el lugar y momento equivocado. Ante mi indiferencia y desdeño de lo que ocurría en tu panza, además de los amoríos que tenía en la periferia de esta historia, intentaste arruinar mi vida metiendote un plomazo en la sien frente a mí... yo no te enseñé ese tipo de pasión. Fuiste muy ruín al intentar destruir mi vida... pero soy fuerte y me recupero rápido, son cosas que pasan... la vida sigue.
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1
Escrito por yacko79 ( Offline), el 22 de noviembre de 2008
· Leído 50 veces · Sin comentarios · 17 pasajes debajo
De la depresión a la locura. De tu aroma a tu forma y de tu forma al intento de seducción. Y vuelvo a la locura. La depresión es ahora agresión y la pasión se desborda, me ataca sin piedad, no hay control que pueda ejercer ... Leer mas
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