No sé por donde empezar, mi cabeza es una enredadera de ideas que raya en lo abstracto y lo cotidiano parece que se fundiera con la miseria de existir y no poder soportar la poca profundidad de tu mirada que, quisiera, me dijera algo de tí. Me dices que vuelva a la cama contigo, me sonríes y por más que quiero hacer memoria no logro recordar tu nombre. Me dices que ya quieres otra dosis de pasión y me miras según tú, sensualmente. Que mas da, estas bien buena pero no tienes idea de lo que es el amor, solo te dejas llevar por el instinto animal de preservar la especie ¡Carajo! ojala hubiera una luz en tus ojos para que pudiera amarte con locura pero estas trágicamente vacía, eres una entera superficie. Te preocupa mover tus nalgas para satisfacer mis deseos sexuales. Es triste tu vida, casi... me recuerdas a mí. Son las 5 de la mañana. Es hora de irme. No te quiero despertar. No te quiero volver a ver en mi vida, ruego porque asi sea. Pero te despiertas y me preguntas si nos podemos ver otra vez y con una sonrisa de gran mentira te di un telefono diciendo que era el mío cuando en realidad era el de mi peor enemigo. Que mas da... esa noche tuvimos sexo a rabiar.