Novecientos noventa y ocho han pasado desde el inicio de la guerra, sin noción del tiempo los poderosos Dioses y Demonios continúan su lucha aparentemente perpetua, mientras que Azaiel, la diosa de la muerte intentaba discretamente ayudar a uno de los miles de demonios, Eriol el dios de la Vida, luchaba incansablemente contra ese mismo demonio esperando deseoso eliminarlo para siempre.
- ¿Estás bien? – preguntaba la joven cada vez que se encontraba con Erlos.
- Lo estoy, no te preocupes por mi Az, tu solo mantente viva -
Erlos, uno de los demonios más poderosos que han existido, estaba siendo respaldado por la diosa de la muerte en esta guerra, mientras que Eriol, deseaba quitarle la vida lo más rápido posible.
- nos estas traicionando – afirmo Eriol cuando se encontró con Azaiel en medio de la batalla.
- Eso no es así, Eriol yo… -
- No quiero escucharte – interrumpió el chico alejándose para volver a su batalla con Erlos.
Aquella batalla se llevaba consigo a miles de Dioses y Demonios, los cuales sin contenerse buscaban la resurrección para unirse nuevamente a la batalla; ambos bandos buscando la forma de que sus enemigos no pudieses revivir, todo esto repitiéndose una y otra vez…como un disco rayado sin detenerse, durante 2998 años.
Fue entonces cuando Eriol no aguanto más su ira en contra de Azaiel, se lanzo contra la mujer intentando aniquilarla.
- ¿qué haces, te has vuelto loco? – cuestiono la joven
- ¡Nos estas traicionando! ¡Explícame porque lo ayudas! No logro comprender el hecho de que tengas que cuidar de ese maldito infeliz –
- Eriol… yo no los estoy traicionando… estoy asesinando demonios como tú ¿no es así? –
- Estas cuidando de uno de ellos!, lo proteges de mis ataques, incluso costándote grandes cantidades de energía, ¡no logro entender! –
- Déjalo ya Eriol... nunca entenderías lo que esta pasando – la chica empujó lejos a Eriol que cada segundo parecía estar mas irritado con la joven diosa.

Mientras los Dioses y Demonios batallaban, el Amo del Caos observaba la lucha de ambas razas aburrido, frecuentemente pensaba en eliminarlos para terminar con esta guerra, hasta que dos años mas tarde, no aguanto mas sus deseos de acabar con todo, los primeros en darse cuenta de las intenciones de su Amo fueron los Dioses de la muerte y de la vida, no paso mucho tiempo para que el cielo y todo desapareciese, quedando solo los cuerpos de ambas razas flotando en un espacio vacío, era el fin.
Azaiel y Eriol olvidaron por primera vez las diferencias que los separaban uniéndose para evitar que el Amo del Caos destruyese el mundo, hasta los demonios, esperaban un milagro para que el mundo no desapareciera…
Fue entonces cuando ambos dioses ofrecieron sus almas, las más poderosas que existían en el universo a cambio de la salvación de la tierra y todos sus habitantes.
“acepto su oferta pero… el castigo por este estruendo que han causado sus razas será severo; los muertos en batalla, dejaran de ser la raza que les corresponda para convertirse en un ser de bajo nivel, ya no nacerán mas Dioses ni demonios, todo aquel hijo de Dioses o Demonios será parte de esta nueva raza. El dios o demonio que no ha muerto en esta batalla serán los únicos que conservaran sus poderes actuales, pero si mueren en cualquier otro momento su poder será arrebatado”
“y a ustedes Azaiel, Diosa de la Muerte y Eriol, Dios de la Vida, desaparecerán para siempre, sin derecho a volver a esta tierra, que dicen, ¿aceptaran todas mis condiciones?”
- si, las aceptamos… -
Respondieron los dioses provocando que todos los presentes grabaran en sus memorias aquel momento en el que los dioses daban sus vidas incondicionalmente, poco a poco los cambios comenzaron a notarse, millones de dioses y demonios fueron despojados de sus poderes y rangos la tierra volvió a la normalidad, el amo del Caos desapareció y Eriol y Azaiel comenzaron a desvanecerse lentamente frente a los millones de espectadores, ambos seres sonrieron con un aire de tristeza aceptando su destino. Azaiel miro por última vez a Erlos antes de desaparecer para siempre…